La semana pasada, conversábamos acerca de la crisis de reputación que estaba viviendo la familia de marcas de Facebook. Pero esta crisis tiene un actual chivo expiatorio: Instagram. En los días siguientes a su gran caída, la empresa ha hecho públicos algunos próximos cambios a ejecutarse. Cambios vinculados a la seguridad y bienestar de sus usuarios, sobre todo, los más jóvenes.
Un proyecto congelado
La primera gran noticia es que el proyecto de Instagram infantil se detiene, al menos por un tiempo. El director de Instagram explica la razón de esto en su portal web: Existe una desconfianza importante en torno al producto y deben de trabajar para revertirla antes de proseguir.
We’re pausing “Instagram Kids”, although we believe building it is the right thing to do. More here: https://t.co/bwCyUn97So
— Adam Mosseri 😷 (@mosseri) September 27, 2021
Y claro, seguro se preguntan el por qué de esta renuente desconfianza, habiendo versiones infantiles de Youtube y Tik Tok. La respuesta tiene nombre: Una investigación publicada en The Wall Street Journal.
¿Acaso el nombre no es lo suficiente directo?: “Facebook sabe que Instagram es tóxico para las adolescentes”. Una acusación dura propiciada por un medio con una influencia masiva. La información provendría de una ex-trabajadora del sitio, que afirma que Facebook deliberadamente decide priorizar las ganancias por sobre el bienestar.
Esta es la investigación que Mark Zuckerberg citaba en un reciente post, claramente decepcionado. Existe un descargo en el propio portal de noticias de la empresa, con información ampliada. Vamos, que Facebook realmente quiere demostrar que esta información es imprecisa y, por ende, una acusación injusta.
Soluciones momentáneas
Pero, con o sin Instagram Kids, hay acciones que tomar y Facebook declara estar explorando nuevas ideas. Entre ellas: un botón de pausa. Un algoritmo que se encargará de detectar si el adolescente está consumiendo contenido perjudicial y le sugerirá: “tomar un descanso”. Funciones útiles pero probablemente no suficientes, que era exactamente la razón de ser de una versión infantil.
Y ya saliendo fuera de la esfera de Instagram, Facebook ha decidido ejecutar una suerte de parón. Esto es, posponer o congelar el lanzamiento de nuevos productos. Algo completamente entendible, dentro del marketing es básico leer el contexto antes de actuar. El de Facebook es probablemente el peor en años. ¿A dónde se van los esfuerzos entonces? Hacia la gestión de imagen y reputación. Prioridad uno.
¿Facebook saldrá de esta crisis?
Algunos medios afirman que esto es incluso superior al escándalo de Cambridge Analytics, del que sabemos, Facebook salió cojo pero de pie. Dicho eso, personalmente, dudo que alguien realmente crea que esto tendrá un efecto letal para la empresa. La afinidad mundial del público a sus servicios hace casi imposible que la misma se derrumbe.
¿Cómo se miden los efectos entonces?: En su capacidad para evolucionar.
Si la reputación empieza a desplomarse, Facebook empieza a transformarse poco a poco en una suerte de ave sin alas. No en el campo, recluida en una jaula. Entiéndase esto como una metáfora de lo que la pérdida de reputación implica: cierre de puertas, pérdida de oportunidades. Y sin nuevas oportunidades, no es posible una evolución.
Y como sabrás, lo que no evoluciona en pleno siglo 21 está condenado a desaparecer.
Un ejemplo ya evidente de ello: Instagram Kids. Una iniciativa, que Facebook defiende a capa y espada como buena y necesaria, pero que no podrá ver la luz.
¿Por ahora? Eso lo dictará la historia.
