Luego de unos cuantos meses de consolidarse como Meta, la compañía sigue sin encontrar su añorado momento de repunte. El 03 de febrero, experimentó una caída estrepitosa del 26% en la bolsa que resume, en una cifra, una serie de eventos negativos. Hablar de la reputación como causa, a esta altura, sería actuar como un verdadero disco rayado. Por tal razón, creo conveniente reformular la pregunta: ¿es realmente la reputación o hay algo fallando en el producto?
Cuestión lógica
Hagamos un ejercicio mental:
Si te pregunto, ¿dónde crees que hay mayor probabilidad de encontrar al mejor talento en marketing y relaciones públicas?
- Una agencia importante y reputada en Perú.
- Meta en Silicon Valley
¿Cuál sería tu respuesta?
Bueno, lo más probable, y con justa razón, es que escojas la opción “b”.
Y es lógico, con el increíble presupuesto que maneja la compañía y su gran influencia dentro del sector, ¿cómo podría ser de otra forma?
Si esto es cierto, entonces sería lógico asumir también que su actual crisis corporativa está en manos de personas altamente capacitadas.
En consecuencia, la compañía no debería tardar mucho en manifestar algún índice de mejora, alguna señal esperanzadora de recuperación mediática, ¿no?
Pues bien, esto sigue sin ocurrir.
Ante ello, podemos asumir dos cosas:
- Que la razón de su crisis no se encuentra dentro de su gestión comunicacional, sino en algo que lo excede.
- Que aquel grupo de profesionales, de los más altamente calificados del mundo, son realmente unos ineficientes.
¿Cuál te suena más lógica?
Acción de marketing de Facebook | Etienne Laurent/EPA, via Shutterstock
El factor de raíz
El objetivo del anterior ejercicio es dejar claro que atribuir la crisis actual de Facebook a una mala gestión comunicacional no es realmente una opción muy razonable.
Entonces, si nuestra intención es hallar una respuesta, va a ser necesario empezar a revisar otros aspectos. Y en un contexto como el suyo, en donde el presupuesto no es excusa para contar con el mejor capital humano, no queda de otra que retroceder a la raíz.
Y eso significa: girar la vista hacia el producto.
Tal como reportan en Barron’s:
Wall Street ha estado tratando de dar sentido a los resultados de Meta. La interpretación más nefasta sugiere que los usuarios están dejando la plataforma por rivales como TikTok, y que los ingresos publicitarios se están agotando como consecuencia de los cambios en la privacidad de Apple.
Entonces, una de las hipótesis a la que están llegando los analistas de Wall Street es justamente la que te planteamos en este artículo: que es el producto, Facebook, el que podría estar fallando.
Cuando esto ocurre, cuando es el producto el que no funciona, ni el mejor estratega de marketing puede hacer algo al respecto.
Y no es algo inusual. Personas que recurren a estrategias de marketing con un producto que no responde a una verdadera necesidad de mercado es pan de cada día. Y claro, cuando luego el producto no vende, es fácil echarla la culpa al capital humano.
De ahí la importancia de saber reconocer de qué pie cojeamos.
No vamos a asegurar que este sea el caso, eso sería apresurado, sin embargo, queda claro que Facebook está viviendo una fase de estancamiento. Recientemente, registró una pérdida de usuarios activos por primera vez en su historia. Así mismo, las medidas en la privacidad aplicadas desde iOS 14 realmente han afectado su efectividad como herramienta publicitaria.
¿Y si realmente es Facebook?
Si ese fuera el caso, pues hay esperanza, y se encuentra en el sencillo pero potente concepto de: Evolución de producto.
Concepto que puede definirse como: proceso de adaptar un producto para que responda a las nuevas necesidades del mercado. Lo difícil, lógicamente, es su aplicación. Cuál será su nueva forma y cómo hacerlo posible, suena como una tarea titánica para Facebook. Una odisea encomendada solo a las mentes más creativas tras la compañía.
¿Tendremos que esperar al Metaverso para esa evolución?
En ese sentido, aunque el panorama sea oscuro para Meta, me atrevería a decir que no es determinante en ningún sentido. No es un callejón sin salida, a lo mucho un callejón venido abajo. Uno por el que ya no sueles pasar, pero que con los cambios adecuados, se transforma en una opción tanto útil como disfrutable.
Aunque realmente fuera el producto, Meta no tiene por qué tirar la toalla.