A inicios de la semana, diversos medios informaban de un posible cambio de nombre para Facebook. Hoy, lo que parecía un fuerte rumor, es ya una realidad bautizada como «Meta». Sin embargo, más allá del “por qué” brindado por Mark, hay quienes consideran que este cambio esconde realmente una reacción vinculada a su actual crisis de reputación. ¿Serán acertadas estas afirmaciones?
Entre rumores y verdades
El anticipo de este cambio tan drástico vino por parte de The Verge, que al tratarse de un medio muy respetable, impulsó a que otro medios empezaran a difundir la noticia. Un cambio no precisamente novedoso, teniendo en cuenta que algunas grandes multinacionales lo habían aplicado con anterioridad.
Sin ir muy lejos, Google cambió su nombre a “Alphabet” y Snapchat a “Snap Inc” alrededor del año 2016. La motivación principal, entre otras, fue la de deslindarse de un perfil cuadriculado. Google ya no se dedica expresamente a internet, como «Alphabet» abarca diversas actividades vinculadas a la biotecnología y salud. Snapchat, por su parte, se autocatologó como “una empresa de cámaras” y hoy en día las produce.
Eso sí, ninguna afrontaba precisamente una crisis y ambas estaban expandiendo claramente sus horizontes. ¿Tendría Facebook las mismas motivaciones?
“Meta”: de la ficción a la realidad
La respuesta fue un «sí», pero un tanto difuso. TheVerge informó que el cambio estaba sustentado realmente en una evolución de la compañía, enfocada en dar origen a un “Metaverso”: Espacio de realidad virtual en donde plataformas como Instagram, Whatsapp y el propio Facebook llegarían a cruzarse. La siguiente «gran revolución» luego de los Smartphones, como señaló Zuckerberg en una entrevista anterior.
Así, el día jueves, con una transmisión en vivo de más de 1 hora, el rumor cobró vida: Facebook abandona su actual nombre para dar a inicio a “Meta”.
No te pedimos que veas el video, porque sí, es largo, pero te aseguramos que es realmente interesante y emocionante (claro, dependiendo de qué tan afín al concepto de realidad virtual seas): En síntesis, “Meta” tiene como objetivo dar origen a un mundo virtual que busca replicar la vida misma.
Pero, ¿eso era realmente todo?
Puesto que no podemos dejar de lado las actuales circunstancias, creer que un cambio de nombre, a este punto, es meramente expansivo, sería pecar de inocentes. No quiero decir que no estuviera ya en sus planes, pero cuanto menos, se podría haber acelerado su ejecución. En distintas notas, con comentarios de expertos en marketing, se le cataloga como una medida frente a una crisis, poniendo en tela de juicio su efectividad. Rememorando, así, una famosa moraleja de fábula: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
En ese sentido, quiero citar aquí un fragmento extraído del portal Hypertextual que considero particularmente relevante:
Para José Luis Ramírez, profesor de Marketing de la UDIMA, «esto es una estrategia de marketing 100% made in USA que casualmente si filtra a un medio (The Verge) para tantear el terreno y que sirve para distraer las miradas del objetivo principal «. ¿Cuál es este? La gran crisis de reputación que vive la compañía y que, hasta hace dos días, vivía uno de los momentos más bajos de su historia. Todos los expertos coinciden: por mucho que Facebook cambie de nombre, aunque sea su matriz, es la raíz de la historia lo que tiene que cambiar.
Un cambio de paradigma
Quiero cerrar este artículo con una clara reflexión que tenemos sobre la mesa: estamos viviendo un cambio de paradigma. Pero no precisamente por el revolucionario concepto de “Meta”, si no por todo el contexto que rodea a su gestor. Años atrás, se hablaba con mucha preocupación acerca de lo que traía consigo el crecimiento de las redes sociales. Problemas en torno a la privacidad: lo que vendíamos, sin notarlo, como usuarios; y lo que las redes aprovechaban, sin transparencia, a su favor.
Desde lejos, se apreciaba como un tren a toda marcha, abriéndose paso bajo la bandera del progreso tecnológico. Pero la verdad era que, poco a poco, iba perdiendo velocidad. Poco a poco, iba despertando una reacción opuesta, que tomaba cada vez más forma y fuerza. Y esa reacción, es precisamente el antagonista de la crisis que vive actualmente Facebook.
Cambios como los ejecutados por Apple con iOs 14, que afectó a la publicidad que se realizaba en redes, son un ejemplo más de lo mismo. La privacidad, cada vez más, se vuelve una verdadera prioridad, una garantía, tal vez una suerte de estándar.
Quedamos a la expectativa del siguiente capítulo de esta historia, porque si en simples ordenadores ha dado tanto de qué hablar, en un posible metaverso haremos frente a toda una crónica.
